Me sentía desganada, mirando la vida desde adentro, sin poder salir afuera. Enferma y dejada. Deprimida sin razón alguna. O tal vez sí. Una razón que lastimaba cada parte de mi cuerpo.
Un secreto. Un aliado. Un veneno.
Tirada en aquel sillón sin ganas de nada, pensaba y pensaba, sobre aquella noche donde la tentación había podido con ella. Y había podido derribarla cruelmente.
Todo parecía un sueño borroso. Bizarro y loco. Pero no había sido irreal, sus actos habían sido reales e impuros. Y ahora, el arrepentimiento volvía para burlarse de ella.