Querida amiga, debo reconocer que te he temido. Mis nervios aumentaban cuando te sentía cerca, pero ahora que me has tomado de la mano, no te temo más. Me siento tan bien contigo. Debe ser que he resuelto mis problemas internos o que es hora de conocerme más a mi misma. Estoy tranquila conmigo misma. Estoy tranquila sola. Querida Soledad, gracias por estar a mi lado.
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