domingo, 21 de noviembre de 2010

El pozo

 A veces te hundes, caes 
en tu agujero de silencio, 
en tu abismo de cólera orgullosa, 
y apenas puedes
volver, aún con jirones 
de lo que hallaste 
en la profundidad de tu existencia.
Amor mío, qué encuentras 
en tu pozo cerrado? 
Algas, ciénagas, rocas? 
Qué ves con ojos ciegos, 
rencorosa y herida?
Mi vida, no hallarás 
en el pozo en que caes
lo que yo guardo para ti en la altura:
un ramo de jazmines con rocío, 
un beso más profundo que tu abismo.
No me temas, no caigas
en tu rencor de nuevo.
Sacude la palabra mía que vino a herirte 
y déjala que vuele por la ventana abierta. 
Ella volverá a herirme
sin que tú la dirijas
puesto que fue cargada con un instante duro 
y ese instante será desarmado en mi pecho.
Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere. 
No soy un pastor dulce 
como en los cuentos de hadas, 
sino un buen leñador que comparte contigo 
tierra, viento y espinas de los montes.
Ámame tú, sonríeme, 
ayúdame a ser bueno. 
No te hieras en mí, que será inútil, 
no me hieras a mi porque te hieres.

Pablo Neruda

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