Que sabias palabras me dijeron alguna vez. Y se las dije a él.
Es complicado. Es raro. Es antiguo. Es un deja’vu.
Yo ya viví esto, hace mucho, yo ya me sentí así. Estos murciélagos que me acalambran el estómago.
Espero haber podido transmitir algo, haber dejado una señal. Que hayas entendido lo que quise decir.
No quiero sonar como siempre lo hago, pero hoy fue diferente. Hoy no caí de nuevo, hoy me dejé llevar.
Muchos dirán que fui débil, o que estoy escribiendo mi propio testamento. Pero fue como sentirme en casa. No es necesario aclarar que estamos a kilómetros de distancia, y que no espero ningún milagro.
No más suspiros.
Hoy me sentí un amigo, un mejor amigo. Pero así como por fuera sonreía por dentro me incineraba.
Pronto de mí sólo quedaran unas pocas cenizas bailando en el viento. Observando lo feliz que eres y sabiendo que en algo pude ayudar. Y que sí no dije lo que tenía que decir, es porque siempre lo supiste.
por Franco Iavícoli, mi principe, mi amor.