No puedo creerte. No puedo creer en lo que te has convertido. Dolida estoy. Me quedo en silencio pensando. Quieta, pensando en vos, en lo nuestro. En nuestro pasado. La sonrisa se me borra de la cara y se convierte en una mueca que demuestra mi sufrimiento. Tengo los ojos hinchados, colorados, de tanto llorar. Estoy de luto. Me has matado con tus mentiras. Has matado lo que teníamos. Has pecado. Y has pactado con la muerte. Me haces miserable. Estás jugando con mis sentimientos, y con todos los que te rodean. Te has convertido en un monstruo, o tal vez, siempre lo fuiste. Ya nada sé de vos. Ya nada puedo asegurar de vos. Sólo puedo asegurar que para estar bien me tengo que alejar de vos. Olvidarte...
Me he equivocado tanto. Te entregue todo. Intente hacerte la persona más feliz. Te fui honesta y sincera. Y más que nada: fiel. Te di todo lo que tenía y me quede con las manos vacías. Ya no me quedó nada. Y vos crees que yo estoy siendo egoísta. Es absurdo.
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