lunes, 28 de noviembre de 2011
domingo, 27 de noviembre de 2011
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Juego peligrosos
Pensé que había renunciado a este juego. Pensé mal, muy mal pensé que ya no lo jugaba más. Que había dejado de pasar la pelota. Pero lo sigo, y no entiendo por qué. Parece que todas mis quejas acerca de los pelotazos recibidos no me hicieron entrar en razón todavía. Intento arrojarla al piso, dejarla que pique sola, y termine olvidada en el salón de juegos.
Pero cada vez que la miro, me atrae unirme al juego. Veo como mi contrincante me seduce, me burla, me atrae a jugar contra él. Tratar vencerlo, pero en el fondo sé como termina este juego. Y siempre es igual, después de muchos pelotazos, me derriba. Me vence suavemente. Y él se retira victorioso.
De todas maneras, no se sabe quién es el más fuerte, porque su adicción por este juego, lo vuelve estúpido y esta es mi ventaja. El problema es sino me estoy volviendo adicta yo también.
Absurdo sería, porque estamos diciendo que me estoy volviendo adicta a los golpes, y a las derrotas. No es digno en mí algo de este estilo.
Pero cada vez que la miro, me atrae unirme al juego. Veo como mi contrincante me seduce, me burla, me atrae a jugar contra él. Tratar vencerlo, pero en el fondo sé como termina este juego. Y siempre es igual, después de muchos pelotazos, me derriba. Me vence suavemente. Y él se retira victorioso.
De todas maneras, no se sabe quién es el más fuerte, porque su adicción por este juego, lo vuelve estúpido y esta es mi ventaja. El problema es sino me estoy volviendo adicta yo también.
Absurdo sería, porque estamos diciendo que me estoy volviendo adicta a los golpes, y a las derrotas. No es digno en mí algo de este estilo.
La libertad es lo que te da la belleza inigualable.
Te cruzaste en mi camino. Te miré, te sonreí pero te esquivé. No me quede ahí para admirar tu presencia. Un magnetismo me hizo seguir caminando, seguir avanzando.
Te volviste a cruzar, volví a sonreír. Pero te perdí esta vez, desapareciste sin que yo me dé cuenta.
Suavemente volviste a aparecer entre la multitud que te rodeaba, esta vez, más brillante que nunca, con un color violacio que me dejó atontada de tanta belleza. No supe que hacer. Y algo te borró de mi vista, de mi mente. Seguí mi camino, tú seguiste en tu lugar. Inmóvil.
Volvió a suceder lo mismo, algo te dibujó en mi horizonte. Yo me acerqué pero no te pude tocar. Tuve que seguir. Estábamos en carriles opuestos y la corriente me llevaba sin poder parar. Sin poder parar ahí enfrente tuyo para tocarte, mirarte, admirarte.
Entre las hojas de otros, entre las ramas robustas, hacías un baile. La brisa que te tocaba crudamente, te movía de acá para allá. Yo, celosa de la brisa, seguía sin poder parar, el destino de nuestros caminos no lo permitía.
Tú contagiabas con tu alegría y con el color de tu copa, el suelo. Lo manchabas, lo engañabas. Pasaba de ser un verde asqueroso a un hermoso violeta azulado. Un color sin igual, un color que ninguna más tenía.
Me llenaste, me contagiaste como contagiaste al suelo con tu alegría, con tu felicidad. Y cada vez que te veía desde mi lejano carril, o cercano en algunas ocasiones, sonreía pero esta vez, de felicidad no cortesía.
Pero nunca tuve el placer de que tus flores sean mías, de que tu cuerpo corpulento lleno de corteza me pertenezca. Porque eras libre, lo sos, y siempre lo serás. Nadie podrá tenerte. Ni siquiera yo.
( Dedicado a mis queridos Jacarandá.)
Te volviste a cruzar, volví a sonreír. Pero te perdí esta vez, desapareciste sin que yo me dé cuenta.
Suavemente volviste a aparecer entre la multitud que te rodeaba, esta vez, más brillante que nunca, con un color violacio que me dejó atontada de tanta belleza. No supe que hacer. Y algo te borró de mi vista, de mi mente. Seguí mi camino, tú seguiste en tu lugar. Inmóvil.
Volvió a suceder lo mismo, algo te dibujó en mi horizonte. Yo me acerqué pero no te pude tocar. Tuve que seguir. Estábamos en carriles opuestos y la corriente me llevaba sin poder parar. Sin poder parar ahí enfrente tuyo para tocarte, mirarte, admirarte.
Entre las hojas de otros, entre las ramas robustas, hacías un baile. La brisa que te tocaba crudamente, te movía de acá para allá. Yo, celosa de la brisa, seguía sin poder parar, el destino de nuestros caminos no lo permitía.
Tú contagiabas con tu alegría y con el color de tu copa, el suelo. Lo manchabas, lo engañabas. Pasaba de ser un verde asqueroso a un hermoso violeta azulado. Un color sin igual, un color que ninguna más tenía.
Me llenaste, me contagiaste como contagiaste al suelo con tu alegría, con tu felicidad. Y cada vez que te veía desde mi lejano carril, o cercano en algunas ocasiones, sonreía pero esta vez, de felicidad no cortesía.
Pero nunca tuve el placer de que tus flores sean mías, de que tu cuerpo corpulento lleno de corteza me pertenezca. Porque eras libre, lo sos, y siempre lo serás. Nadie podrá tenerte. Ni siquiera yo.
( Dedicado a mis queridos Jacarandá.)
domingo, 20 de noviembre de 2011
Increíbles creaciones artísticas
¿Qué hubiese sido de la Historia del Arte sin una mirada
tan revolucionadora como la suya?
¿Qué hubiese sido de la vida de muchossin las pinceladas de esta figura tan destacada?
La mía no hubiese sido la misma sin conocerlo, si no hubiese existido,
y no debo ser la única que siente esto:
importantes artistas se inspiran de
Artistas inigualables como Claude Monet,
e innumerables aprendices, como me considero,
se guían a través de sus increíbles creaciones artísticas.
*1."Sol Naciente"; 2."Venecia"; 3. "Nenúfares" - Claude Monet
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Love
Gustav Klimt- Love
Nunca podría admirar tanto como te admiro, siguiendo el curso de tus pinceladas y de tu mirada. Intentando adivinar todo lo que quisiste expresar en estas pinturas llenas de arte puro e infinito.
Arte que me provoca querer llorar, que me provoca querer amar profundamente.
Nunca podría admirar tanto como te admiro, siguiendo el curso de tus pinceladas y de tu mirada. Intentando adivinar todo lo que quisiste expresar en estas pinturas llenas de arte puro e infinito.
Arte que me provoca querer llorar, que me provoca querer amar profundamente.
martes, 15 de noviembre de 2011
Momentos en los que te paralizas, pensando. Analizando situaciones, circunstancias (para no denominarlas problemas). Te sentís perdida. Pensás y volvés a pensar. Tal vez llegas al punto de maquinarte, de carcomerte la cabeza. Y cuando empezás de nuevo, ves que no descifraste nada. No sirvió absolutamente de nada. Los problemas los seguís teniendo y no pudiste separar que es lo que querés de lo que no. Y te asustas.
Te preguntas qué es mejor: tener una sombra vacía que antes la ocupaba un gran amor, un gran amigo, o tenerlo a tu lado, jugando con tus sentimientos. Vacilando entre tu tentación y en la provocación cruel de más heridas marcadas en tu piel. Tal vez de la sombra negra, por más que duela verla, te puedas acostumbrar, porque sería un dolor que no cambia, no crece ni te choca la frente. Un dolor constante al que uno deja de prestarle atención.
Pero escuchar lo que tiene para decir, es abrir tu corazón para mejorar tu situación. Ya lo perdonaste pero eso no significó para nadie que lo hayas olvidado por completo dentro de tu corazón. Sólo tu interior conoce lo que sentís por él. Esa persona que tanto te lastimó, esa persona que desgarro con tu humanidad. Sin sobras para el resto.
Te preguntas si sos igual a él, después de lo que vos hiciste. Acto secreto pero que no te libera de la culpa por estar escondido entre las palabras de los que juegan en este circulo vicioso llamado vida, por el contrario, su secreto te hace sentir peor. Sucia e hipócrita.
Te preguntas qué es mejor: tener una sombra vacía que antes la ocupaba un gran amor, un gran amigo, o tenerlo a tu lado, jugando con tus sentimientos. Vacilando entre tu tentación y en la provocación cruel de más heridas marcadas en tu piel. Tal vez de la sombra negra, por más que duela verla, te puedas acostumbrar, porque sería un dolor que no cambia, no crece ni te choca la frente. Un dolor constante al que uno deja de prestarle atención.
Pero escuchar lo que tiene para decir, es abrir tu corazón para mejorar tu situación. Ya lo perdonaste pero eso no significó para nadie que lo hayas olvidado por completo dentro de tu corazón. Sólo tu interior conoce lo que sentís por él. Esa persona que tanto te lastimó, esa persona que desgarro con tu humanidad. Sin sobras para el resto.
Te preguntas si sos igual a él, después de lo que vos hiciste. Acto secreto pero que no te libera de la culpa por estar escondido entre las palabras de los que juegan en este circulo vicioso llamado vida, por el contrario, su secreto te hace sentir peor. Sucia e hipócrita.
viernes, 11 de noviembre de 2011
La palabra; sol.
Cuando las ideas no estaban claras y parecían vagar como entes inconclusos, errantes, le costaba más pensar. Era en esos minutos de semblante oscuro, de reflexión, sin embargo cuando estaba más convencido de lo que pensaba. El proceso mental, la conversación que mantenía consigo mismo sobre cuestiones tan importantes; como qué es vivir, qué es morir o la sensación reconfortante de un té caliente y un chocolate suave; era clara para él, pero le costaba plasmarla en un papel, con las palabras comunes, aquellas que todos entienden, aquellas que aparecen en un viejo diccionario en desuso.
Mientras reflexionaba sobre esto, había entrado a una cafetería lúgubre. No sabía si por la decoración del lugar o por la idea de saberse solo, mal acompañado y sin un lugar cálido, donde resguardarse de esa lluvia fría y húmeda, que le calaba los huesos hasta hacerle sentir que no tenía ropa, que no tenía piel; aquel frío Julio porteño le congelaba.
Frío. Palabras. Palabras, decía y pensaba, tratando de entender por qué eran lo que eran, quiénes las habían hecho, quién le había dado contenido a un continente vacío. Pensaba también, en nuestra inevitablemente dependencia a ellas. Porqué si no existieran, ¿cómo decirle a ella cuanto la quería?. Cómo decirle lo linda que se veía cuando la luz del sol naciente que entraba por la única ventana, iluminaba su mejilla derecha; reduciendo todo su cuerpo a esa minúscula parte iluminada: la punta de la nariz, las pestañas sobre el ojo cerrado, y una boca semi abierta.
Y de repente se daba cuenta de que, aunque no le gustaba depender de nada, había dos cosas que lo encadenaban. Las palabras, con sus secretos y su baraja de posibles nuevas realidades y la visión (sólo suya) de ella, su mejilla, y el sol que amanecía en su departamento viejo.
Volviendo a unos de sus últimos sorbos de un café ya casi frío, ya muy amargo, pensaba que este era el sentido de las palabras (su mente funcionaba como un péndulo). A través de ellas, se puede dar nombre y forma a una realidad que, antes, no estaba o alguien había movido de enfoque. Para los demás, él era Nicolas, era las palabras que decía, las que callaba.
Estaba de acuerdo consigo mismo, también sobre lo conveniente que sería que algunas palabras no existieran. Desamor, heridas, sufrimiento, despedida. Sí, exclamaba (en voz alta, levantando miradas suspicaces en ese lúgubre bar). Esa era la solución; no nombrarlo. Así, no habría dolor, así no habría nada que no quisiese.
Con la cabeza un poco más ordenada, o eso por lo menos se había dicho, pagó el café que había tomado y decidía no volver a ese lugar. Así, los cadáveres, las sombras de las palabras que había decidido borrar, no lo perseguirían.
Cuando llego a su departamento viejo, se sentó en el lado izquierdo de la cama y se dio cuenta. Ahora sabía que por más que no la nombrase, por más que eliminara las palabras que la mencionaban y recordaban, ella seguiría estando ahí, del lado de la cama que entra la luz del sol. Y aunque parecía no estar, las sábanas aún mantenían su forma.
Maldita, pensaba. Y se preparaba para salir. Por primera vez hace ya mucho, salía con un rumbo fijo, había algo que hacer.
En su auto, viajo hasta el cementerio.Nunca le había gustado ir porque la lápida con un nombre y un cajón que guardaba sus restos, no eran ella, no estaba ahí. Pero esta vez era distinto. Imaginándola ahí, sentada en la posición que solía adoptar, con un vestido que resaltaba su mirar, le habló.
Le contó que ahora sabía porque las sábanas cuidaban sus formas, porque la almohada recordaba su perfume. Ya entendía porqué aunque no la nombrará, el sol seguía entrando por la ventana buscando su cara para iluminar. Lo que los unía iba más allá de morir o vivir, dijo como si fuera algo que siempre hubiera sabido.
No necesitaban palabras para existir.
(sinsentido)
*Escrito y pensado por Agustina Gallardo, mi hermana del alma y futura periodista.
*Escrito y pensado por Agustina Gallardo, mi hermana del alma y futura periodista.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
martes, 8 de noviembre de 2011
All I want to do is find a way back into love
I've been living with a shadow overhead
I've been sleeping with a cloud above my bed
I've been lonely for so long
Trapped in the past
I just can't seem to move on
I've been hiding all my hopes and dreams away
Just in case I ever need them again someday
I've been setting aside time
To clear a little space in the corners of my mind
All I want to do is find a way back into love
I can't make it through without a way back into love
Oh oh oh
I've been watching but the stars refuse to shine
I've been searching but i just don't see the signs
I know that it's out there
There's got to be something for my soul somewhere
I've been looking for someone to shed some light
Not somebody just to get me through the night
I could use some direction
And I'm open to your suggestions
All I want to do is find a way back into love
I can't make it through without a way back into love
And if I open my heart again
I guess I'm hoping you'll be there for me in the end
Oh oh oh
There are moments when I don't know if it's real
Or if anybody feels the way I feel
I need inspiration
Not just another negotiation
All I want to do is find a way back into love
I can't make it through without a way back into love
And if I open my heart to you
I'm hoping you'll show me what to do
And if you help me to start again
You know that I'll be there for you in the end
Oh oh oh
[ "Music and Lyrics"- Way back into love- Hugh Grant and Drew Barrymore ]
lunes, 7 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
Orgullosa.
¿Hasta qué punto uno debe permanecer firme en su orgullo?
¿Cuándo es el momento en el que se debe ceder?
Me invade el enojo, pero después la culpa por mi reacción tan violenta.
Y el orgullo, no me deja actuar.
Y el orgullo, no me deja actuar.
¿Tus reglas o las suyas?
Sentís un abismo. Una grieta que te separa de aquél al que tus ojos ven fijo, al que tus oídos oyen sin querer escuchar, pero debes hacerlo. Te sentís lo opuesto a ellos. Sentís que no te comprenden, que no saben de lo que hablan, o por lo menos quisieras pensar eso. Establecen reglas que van en contra a las de tu juego. Te negás a respetarlas, pero sabés que no vas a poder ganarles. Este juego ya lo jugaron, tienen más experiencia. Pero tu éxito te nubla la mente, te hace creer superior, pero no lo sos. Ellos saben el camino y creen que es la única manera de jugar, pero ¿realmente lo es? ¿Hay posibilidades que pisen en falso y que su juego se desmorone, siendo vos finalmente el vencedor? La experiencia no te hace perfecto, sólo más sabio. Pero, con tantas reglas, ¿sigue siendo divertido el juego? ¿o se convierte en un círculo esclavizante sin fin? Sin más sonrisas y oscuro finalmente.
La pregunta es: ¿tus reglas o las suyas?
La pregunta es: ¿tus reglas o las suyas?
El mejor amigo del hombre.
El otro día estaba en Parque Las Heras, aprovechando el día hermoso en pleno Buenos Aires. Y había un hombre que me llamó mucho la atención. El hombre estaba con su perro, como todos en ese parque, pero en él se podía ver desde lejos la felicidad que tenía dentro. Jugaba con su compañero como si fuese el único que lo entendía. Y el animal estaba tan contento como él. Ver esa escena me hizo sentirme bien a mí también. El que no es dueño de un animal tan especial como un perro, no sabe este sentimiento. Por suerte, yo lo conozco.
Muchos me entienden, no hay nada más lindo que estar acostado en el jardín de tu casa, y tener esos ojos profundos que te miran con una paz inigualable. Están siempre cuando los necesitas, saltan o se acuestan. Son peludos y alegres. Y de tal manera que llenan de luz el entorno en el que estén. Son más que sólo animales: son nuestros mejores amigos.
Muchos me entienden, no hay nada más lindo que estar acostado en el jardín de tu casa, y tener esos ojos profundos que te miran con una paz inigualable. Están siempre cuando los necesitas, saltan o se acuestan. Son peludos y alegres. Y de tal manera que llenan de luz el entorno en el que estén. Son más que sólo animales: son nuestros mejores amigos.
Te presento a mi mejor amiga: Pampa.
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