Si tan solo hubiese una ruta hacia el sol, una línea efímera que sólo algunos ven. Una ruta imaginaria.
Si tan solo existiese esa ruta, yo sería una más en esa peregrinación, que en realidad, sería la única.
La única que se siente tentada, atraída sin sentido. La única que aún sabiendo que va a sufrir al llegar, sigue caminando como un corazón al latir. Sin frenar.
Y sigue caminando queriendo estar inconciente para poder llegar con un justificativo, pero sabe lo que está haciendo. Todos lo saben, todos se dan cuenta que camina hacia su fin.
Sigue pisando fuerte porque la marea la arrastra hasta allá. La tientan. La llaman. La atraen como un magnetismo. No puede escapar. Nadie puede.