Honestamente, no sé porque lo hago. Suelo tener pensamientos oscuros. Maniobrar a ciertas personas. Jugar con sus sentimientos como si fueran pequeños títeres, atados con hilos invisibles a mis dedos.
Juego a ser su reina, su poseedora, su jefa. Sueño con tenerlos justo en los lugares donde quiero. Y actúo sin pensar pero planeando, de una manera muy bizarra e impulsiva, para ser su dominadora.
Ni yo sé realmente por qué. Por qué llevo a cabo estos actos esclavistas. Por qué me vuelvo tan fría y egoísta. Por qué intento protegerme de que me lastimen, arruinando al resto de la peor manera.
Llegan momentos en los que el cargo me pesa. El trono es muy grande para mí. Y no soporto la idea de ver a mis soldados contrarios arrojados en el campo del batalla, al haber triunfado con trampa.
No era el resultado que realmente quería lograr. Honestamente, no sé cuál era realmente el resultado que quería.
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