Sus ojos querían decir la verdad, pero de esos labios rojos no salían palabras honestas. Nunca quiso empezar la mentira, sin embargo no tenía opción.
Estaban sentados, siempre cerca, casi al punto de tocarse. Algo los dividía, por más que ellos no lo quieran. Era el destino, que jugaba con sus sentimientos, no los dejaba ser juntos.