lunes, 13 de febrero de 2012

Finales

Solemos contar muchas historias tanto en libros como en películas; historias de amor que enamoran, que emocionan hasta el punto de llegar a las lágrimas. Hay dos tipos de ellas: las de finales felices y las de finales tristes. Están de aquellas que te cuentan los problemas y circunstancias que tuvieron que sobrepasar dos personas antes de poder llevar a cabo una relación, y por otro lado, están esas historias que comienzan con toda la alegría entre dos amantes y que finalmente cuentan detalladamente los problemas que hicieron a estos dos individuos corromper aquella relación hasta el punto del quiebre, la angustia y el odio. Finales que suelen terminar en otras historias de amor, o en rencores almacenados o en la mismísima muerte de alguno de ellos o de ambos. Es decir, que las historias de finales felices serían aquellas historias que terminan con un comienzo. Y las de los finales que llevan a las lágrimas son realmente finales de alguna historia de amor. Con esto podríamos decir que los finales felices no existen porque la felicidad entre dos no puede ser eterna. Pero no malinterpretemos, esto mismo no es algo negativo, sino realista. Todo termina, pero por más que ese final lleve a las lágrimas, uno debe pensar en lo íntimo e increíble que fue ese amor en su momento. Nunca pensemos en su final, sino su transcurso. Y así es como no va a importar que su final haya sido triste y amargado.

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